Vivir (Ikiru)
¡Que película tan hermosa! ¡Que película tan dolorosa, también! Recuerdo que esta fue la segunda película del maestro Kurosawa que mis ojos tuvieron el placer de ver. Es difícil negar que es la mas emocionante, aquella que empapo mis ojos de lagrimas. Porque es de aquellas obras enormes que aplastan tu corazón como no te imaginas y te acongoja de forma increíblemente agradable?
Y lo mejor es que «Vivir» corre en muchos sentidos distintos de o que uno imaginaria viendo la idea principal del film. Si la miramos así puede parecer sencilla e incluso facilona, la típica película para hacer llorar. Pues no es así. Porque verán, Kurosawa se maneja con un despliegue de genio absoluto: nos habla en forma critica contra el sistema burocrático japonés que ciertamente es igual de molesto en todo el mundo; nos habla en entramados filosóficos de la fina línea que separa la vida y la muerte, con referencias a Fausto de Goethe; nos lleva a hacer una gran reflexión acerca de la existencia misma; y nos cuenta de una esperanza que a pesar de ser incierta, siempre esta al alcance de unas cuantas manos.
Y lo mejor de todo es la forma en que lo hace. Kurosawa sabe que es fácil encariñar al público con un personaje al borde de la muerte, sin embargo, no lo hace mostrándolo como un super hombre idílico. No busca que el espectador sienta pena, sino que empatice con el protagonista. Nos sumerge en la horrible desolación del solitario Watanabe, interpretado magistralmente por Takashi Shimura, capaz de emocionar con una sola mirada. Nos hace darnos cuenta de que al fin y al cabo todos los seres humanos buscan llevar a cabo una obra que trascienda, que le impida ser olvidado. No hay horror mas grande que el del olvido.
La larga secuencia del funeral de Watanabe puede ser cansadora, pero el resto de las escenas son puro genio. Mencionaré una que quedara grabada en mi memoria para siempre. Watanabe, sonriendo feliz en el parque, mientras se columpia bajo la nieve cantando «Gondola no Uta». ¿Quien no llora ante esa imagen de poderío visual tan arrebatador?
Solo una ultima cosa. La ultima escena en el edificio donde trabajaba Watanabe. Dolorosa, ¿verdad?
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