El séptimo sello (Det sjunde inseglet)
Una más que agradable primera elección de la filmografía del gran Ingmar Bergman, quien ha pasado a convertirse en uno de mis directores favoritos. Y no sólo creo que resultó ser una elección correcta para debutar, sino que desde aquí ya descubrimos como será el cine que nos propondría este señor. Es un cine complejo, reflexivo, simbólico, bizarro por momentos y de lento desarrollo. Pero más que nada es un cine repleto de vida que hace frente a preguntas imposibles de responder. Imposible ver una película de Bergman sin sentirse desafiado a comprenderla en su totalidad.
El séptimo sello propone una temática simple: la muerte, el temor al vació sin nombre que nos trae y la vida. Bergman nos muestra el horror de aquel que se enfrenta a la muerte sabiendo que es el paso final y su búsqueda de una posible continuidad a su camino. Y para presentar los distintos puntos de la vida, sus vaivenes, Bergman presenta un grupo de personajes muy bien desarrollados que forman un único ente: la humanidad.
El escenario en medio de la caótica Edad Media resulta perfecto. A nuestro alrededor vemos el paso de diversas personificaciones del infierno y símbolos que sobrecogen a cualquiera. El poderío visual del film es brillante, repleto de imágenes al mismo tiempo hermosas y desoladoras, que representan la dificultad de despedirse de lo terrenal.
Las actuaciones están perfectas: Max Von Sydow con su temor a la muerte, la frialdad del genial Gunnar Bjornstrand y la siempre hermosa Bibi Andersson, con un adorable personaje.
En definitiva, una obra maestra, una auténtica danza de la muerte que sobrecoge el corazón de cualquier ser humano.
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